Ciencia, sabiduría ancestral y espiritualidad unidas para acompañarte con compasión, en un espacio seguro donde puedas sentir, comprender, soltar y crecer a tu propio ritmo.
Hola, soy Eduardo Bernal, creador de este espacio que diseñé con el corazón, porque sé —desde mi propia experiencia— lo que es sentirse emocionalmente desbordado. He atravesado etapas en los que la mente no encuentra descanso, las emociones se vuelven abrumadoras y cuesta regresar al centro. Esa vivencia me llevó a dedicarme al estudio de la mente, las emociones y los caminos de sanación. Si quieres conocer más sobre mi recorrido, formación y experiencia, puedes visitar la sección “Eduardo Bernal“.
Un enfoque integrador y humano
Aquí te comparto lo que me ha ayudado a mí y a muchas personas a quienes acompaño: herramientas respaldadas por la ciencia, la sabiduría ancestral y la espiritualidad, siempre desde una mirada abierta, sin adherirme a una religión o ideología específica. Todo con un enfoque humanista, respetuoso y compasivo. En mi recorrido personal he descubierto que lo más transformador ocurre cuando construimos nuestro propio camino. Por eso, mi propuesta ofrece diferentes perspectivas para que cada persona pueda encontrar lo que realmente le aporta claridad y equilibrio, y diseñar su propio trayecto. Integro herramientas de distintos modelos y disciplinas, considerando valiosas todas aquellas vías que nos permitan entendernos mejor, regular nuestras emociones, liberarnos y transformarnos.
Mi historia y motivación
He atravesado un trastorno de ansiedad generalizada severo que me impidió trabajar durante varios años. Esa crisis me impulsó a una búsqueda profunda de sanación, en la que exploré múltiples herramientas y enfoques para recuperar el equilibrio y bienestar emocional.
En el proceso, descubrí que también vivo con TDAH y fobia social. Durante mucho tiempo no supe identificarlas, y cuando finalmente comprendí que el TDAH es una condición cerebral y que la fobia social también tiene raíces profundas en el funcionamiento emocional y conductual, sentí que me quitaba un gran peso de encima. Me liberé de mucha culpa y vergüenza por ser tan emocional e impulsivo.
Con el tiempo entendí que el TDAH es una condición neurobiológica que afecta funciones como la regulación emocional, la impulsividad y la atención. Esto me permitió ver con más claridad por qué las interacciones sociales me resultaban tan agotadoras.
Además, noté que en mi entorno también había patrones similares. Muchas veces estas condiciones aparecen en varias personas de una misma familia, generando dinámicas relacionales complejas que no sabíamos cómo abordar. Comprender estas condiciones me permitió aceptar que algunas de mis dificultades no eran falta de voluntad o esfuerzo, sino expresiones naturales de cómo funciona mi mente y mi sensibilidad.
Hoy, más de 20 años después, sigo explorando este camino que transformó mi vida y me ha permitido acompañar a otras personas en sus propios procesos de sanación emocional y desarrollo de conciencia.
Qué puedes encontrar aquí
Este sitio nació de una mezcla profunda: necesidad personal, propósito de vida, neurodivergencia y un deseo auténtico de contribuir. Aquí encontrarás un enfoque integrador, humano y práctico, diseñado para ayudarte a transformar tu relación con lo que sientes y piensas, paso a paso, desde tu propio ritmo.
En Manejo de Emociones puedes encontrar herramientas puntuales para temas específicos, así como recursos más profundos para acompañarte en procesos de transformación personal. Es un camino que puede comenzar con pequeños cambios y crecer hacia una reconexión más amplia contigo mismo.
A lo largo de esta web encontrarás recursos organizados por pilares, ejemplos prácticos, ejercicios gratuitos y contenidos que podrás adaptar a tus necesidades emocionales, espirituales y personales. Además, ofrezco programas personalizados de acompañamiento y actualmente estoy desarrollando una membresía con acceso a herramientas, contenidos exclusivos y experiencias transformadoras, que muy pronto podrás adquirir desde este mismo sitio.
Este espacio está creado con mucho cariño. Puedes explorarlo sin prisa, tomar lo que te resuene y volver siempre que lo necesites. Y si algo de aquí te toca, quizás sea el inicio de tu propia transformación. Puedes continuar leyendo para conocer qué es el manejo de emociones y cómo aplicarlo en tu día a día.
Todo lo que comparto aquí tiene una intención educativa y de apoyo, y no sustituye la atención personalizada de un profesional. Si estás viviendo un proceso emocional complejo o necesitas un diagnóstico o tratamiento específico, te animo a buscar el acompañamiento de un especialista calificado que pueda brindarte el apoyo adecuado.
Definición de Manejo de Emociones:
El manejo de emociones se define generalmente como el conjunto de procesos que nos permiten identificar, comprender y regular nuestras emociones de forma consciente y saludable. Estos procesos incluyen, entre otros: Inteligencia emocional: Reconocer y gestionar emociones propias y ajenas, promoviendo relaciones saludables (Goleman, 1995). Regulación emocional: Gestionar respuestas emocionales para adaptarse mejor a las situaciones (Gross, 1999).
El Enfoque Integral de Manejo de Emociones
El camino que recorrí me llevó a investigar distintos enfoques y disciplinas para el manejo de emociones y el desarrollo humano. Con los años, al trabajar en mí y acompañar a otras personas, fui dando forma a un modelo que considera las distintas dimensiones del ser humano. Es un modelo que sigue en evolución, con herramientas que han demostrado su efectividad ya sea en la práctica o a través de estudios científicos.
Este modelo se organiza en siete dimensiones clave y ofrece una forma profunda, flexible y humanista de transformar la experiencia emocional y facilitar el desarrollo de la conciencia.
A continuación, te comparto los siete pilares que integran este enfoque:
Pilares del Enfoque de Manejo de Emociones
Cuidado Integral del Cuerpo
La relación entre mente y cuerpo ha sido objeto de estudio en diversas disciplinas. Se ha observado que la actividad física, la respiración consciente y la relajación profunda pueden modular la función cerebral y estar vinculadas con la reducción del estrés y la regulación emocional (Ratey, 2008; van der Kolk, 2014). Asimismo, la alimentación ha sido estudiada en su relación con la salud mental. Investigaciones sugieren que una dieta equilibrada y rica en nutrientes esenciales está asociada con menor riesgo de depresión y ansiedad, así como con ciertos procesos de bienestar emocional y cognitivo (Huitrón, 2023).
Propósito y Sentido de Vida
La conexión con un propósito profundo ha sido estudiada en relación con la percepción de dirección y significado en la vida. Investigaciones en psicología positiva han explorado la asociación entre el sentido de propósito y diversos aspectos del bienestar y la resiliencia (Seligman, 2002; Steger et al., 2009).
Auto indagación, Transformación y/o Liberación de Programas Mentales
Los programas mentales influyen en la percepción y las respuestas emocionales, y han sido objeto de estudio en distintos enfoques. Según Lester Levenson, las creencias erróneas y las emociones acumuladas pueden estar relacionadas con limitaciones en la experiencia humana: “Lo que Lester descubrió de primera mano es que todos somos seres ilimitados, y que sólo nos limitan las ideas restrictivas que albergamos en nuestra mente. Estas ideas de limitación no son verdaderas; además, precisamente porque no son ciertas, se pueden soltar o descargar” (Dwoskin, 2003).
Investigaciones en neurociencia y psicología han explorado la relación entre la modificación de creencias limitantes y la regulación emocional, así como su posible impacto en el bienestar psicológico (Covarrubias Terán & Cuevas Jiménez, 2020; Hernández-Guzmán & Sánchez-Sosa, 2022).
Mindfulness / Conciencia plena
El desarrollo de mindfulness / conciencia plena ha sido estudiado en relación con el reconocimiento de patrones mentales y emocionales sin identificación con ellos. Investigaciones han explorado su vínculo con la regulación emocional y diversos aspectos del bienestar (Kabat-Zinn, 1990; Farb et al., 2007).
Prácticas Positivas
Técnicas como la gratitud, el perdón, el optimismo y la autocompasión han sido estudiadas en relación con el bienestar emocional y la resiliencia. Desde la psicología positiva, se ha explorado cómo el cultivo de estados emocionales positivos puede estar vinculado con la salud mental (Fredrickson, 2001).
Visualización
La visualización y la imaginación creativa han sido estudiadas en relación con la reestructuración de creencias y emociones. Investigaciones en neurociencia han explorado cómo el cerebro responde a la visualización de experiencias de manera similar a las vivencias reales, lo que podría influir en procesos cognitivos y emocionales (Andrade, 2015).
Espiritualidad (Opcional)
La dimensión espiritual, ya sea cultivada a través de la religión, la filosofía, la meditación o cualquier práctica que brinde un sentido de conexión y propósito trascendente, puede influir en el bienestar emocional y la resiliencia. Estudios han encontrado que integrar la espiritualidad en la vida se asocia con menores niveles de depresión y ansiedad, así como con una mayor capacidad para afrontar adversidades (González-Sanguino & Muñoz-Navarro, 2013). Además, estas prácticas pueden fortalecer recursos internos como la esperanza y el sentido de vida, lo que contribuye a una mejor salud mental (Girard, 2017).
Algunos de los beneficios potenciales de los pilares del enfoque de manejo de emociones con respaldo científico:
Claridad mental y el enfoque
La autoobservación consciente ha sido estudiada en relación con la toma de decisiones y la reducción de la rumiación. Investigaciones han explorado su vínculo con la gestión del estrés y el rendimiento cognitivo. Estudios sobre mindfulness han señalado su asociación con una mayor función ejecutiva y una menor distracción mental (Brewer et al., 2011; Garland et al., 2015).
Manejo de emociones intensas y liberación emocional
Investigaciones han explorado cómo ciertos enfoques pueden estar vinculados con cambios en la percepción y gestión de experiencias internas (Hervás et al., 2016). En este sentido, estudios han señalado que la práctica regular de mindfulness puede predecir mejoras psicológicas, incluyendo una mayor capacidad para regular y liberar emociones (Garland et al., 2015; De la Serna, 2022). La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) ha sido estudiada por su relación con la flexibilidad psicológica y el afrontamiento de la ansiedad (Páez-Blarrina et al., 2008; De la Serna, 2022).
Resiliencia y adaptación al estrés:
La conexión con el propósito personal ha sido estudiada en relación con la capacidad de afrontamiento ante adversidades y la respuesta al estrés. Investigaciones sobre el optimismo aprendido han explorado cómo una mentalidad positiva puede estar vinculada con una mejor adaptación a los desafíos y un menor riesgo de desarrollar trastornos psicológicos (Seligman, 2002; Peterson & Steen, 2002).
Bienestar General:
Las prácticas estudiadas por la psicología positiva, como la gratitud y la conciencia plena, contribuyen a una mayor sensación de bienestar y plenitud en la vida diaria, fortaleciendo emociones positivas y reduciendo la negatividad. Estudios han mostrado que cultivar estados de gratitud y atención plena mejora significativamente la percepción de bienestar y satisfacción con la vida (Lyubomirsky et al., 2005; Seligman, 2011).
Fomento de la Creatividad y Resolución de Problemas:
Al liberar patrones mentales rígidos, se mejora la fluidez cognitiva y la capacidad de generar soluciones innovadoras. La gratitud y el bienestar emocional han sido correlacionados con un aumento en la creatividad y la flexibilidad cognitiva (Fredrickson, 2001; Isen, 2009).
Alineación con el Propósito de Vida:
Un mayor autoconocimiento fortalece la conexión con valores y metas personales, ayudando a las personas a vivir de manera más auténtica. Se ha demostrado que quienes desarrollan un sentido de propósito experimentan niveles más altos de bienestar, satisfacción y longevidad (Ryff & Singer, 1998; Steger et al., 2009).
Mejor Calidad del Sueño:
La práctica de atención plena y la regulación del estrés han demostrado mejorar la calidad del sueño, facilitando un descanso más profundo y reparador. Estudios han encontrado que la meditación de atención plena puede reducir el insomnio y mejorar la calidad del sueño en adultos con altos niveles de ansiedad (Black et al., 2015).
Reducción del Estrés:
La autoobservación y la práctica de mindfulness contribuyen a reducir los niveles de estrés al disminuir la activación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, promoviendo un estado de mayor equilibrio emocional. Investigaciones han demostrado que la reducción del estrés basada en mindfulness disminuye significativamente los niveles de cortisol y mejora la respuesta al estrés en diversos contextos (Grossman et al., 2004).
Fortalecimiento de las Relaciones Interpersonales:
La regulación emocional y el desarrollo de la empatía han demostrado ser fundamentales para el bienestar social y la construcción de relaciones interpersonales satisfactorias. La autocompasión y la conexión emocional fortalecen los lazos interpersonales y el sentido de comunidad (Neff & Germer, 2013).
Potencial para la Autorrealización:
Estas prácticas puede llevar a la liberación del sufrimiento y la manifestación del máximo potencial del ser, alineándose con enseñanzas de autores como Eckhart Tolle, David Hawkins y Lester Levenson. La neurociencia ha identificado correlaciones entre estados de consciencia ampliada y cambios en la actividad de la red de modo por defecto, lo que sugiere que estos estados pueden ser alcanzables a través de la autoobservación y la meditación (Austin, 2006; Vago & Silbersweig, 2012).
¿Cómo aplicar este enfoque?
Como he mencionado, en el blog encontrarás una variedad de herramientas y recursos prácticos gratuitos para trabajar con tus emociones desde un enfoque multidimensional. Mi intención es compartir todas las herramientas que me sea posible, pero como estoy desarrollando este proyecto yo mismo, podrás ir viendo cómo las herramientas se van sumando poco a poco. Te invito a explorar el contenido disponible y a regresar con frecuencia para descubrir nuevas herramientas que puedan serte útiles en tu proceso.
Si buscas un proceso profundo de bienestar y transformación, te recomiendo explorar y probar herramientas de cada uno de los pilares del modelo, los cuales estarán organizados como categorías en este blog. Esto te ayudará a identificar cuáles resuenan más contigo y te brindan mayores beneficios.
Una vez que descubras las herramientas que mejor te funcionan, te sugiero trabajarlas de manera constante e integrarlas en tu vida cotidiana. Puedes incorporar prácticas de todos los pilares o enfocarte en aquellos que más te aporten valor. Lo más importante es hacerlo con gentileza y sin exigencias, permitiendo que se conviertan en parte natural de tu estilo de vida. Si, en cambio, solo deseas gestionar una situación emocional específica, puedes probar aquellas herramientas que se ajusten a tu necesidad del momento. No hay una única forma de aplicar este enfoque, lo fundamental es elegir lo que realmente te ayude a avanzar hacia tu bienestar.
A medida que pongas en práctica estas herramientas, podrás ir liberando progresivamente los programas mentales que te generan sufrimiento o limitación, facilitando la posibilidad de transformar tus estados emocionales y creencias en dirección a la vida que deseas.
Próximamente, podrás unirte a la membresía de manejo de emociones, una opción de pago donde tendrás acceso a contenidos más profundos y estructurados, incluyendo videos, audios y ejercicios prácticos. Estas herramientas están diseñadas para acompañarte en tu proceso, ayudándote a desarrollar una relación más armoniosa contigo mismo y a potenciar tu bienestar en todos los niveles.
Ejemplo práctico:
María, una mujer de 35 años, había enfrentado desde su infancia un patrón constante de críticas y desvalorización por parte de su familia. Era comun que cuando compartía algo importante para ella, recibía comentarios agresivos y desalentadores que le generaban tristeza, enojo y, eventualmente, desarrolló un trastorno de ansiedad. Con el tiempo, estas experiencias afectaron su autoestima, llevándola a creer que era una persona detestable y que no era suficiente. Decidida a cambiar su situación, María comenzó a explorar herramientas del enfoque integral de manejo de emociones, incluyendo estrategias prácticas, reflexivas y, finalmente, espirituales, para transformar su relación con las emociones y consigo misma.
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Estrategias del enfoque integral que utilizó María:
Conciencia emocional (Pilar: Conciencia Plena)
María comenzó a identificar y diferenciar sus emociones. Reconoció su tristeza y enojo, así como un profundo miedo al rechazo y la sensación de que nadie podría quererla. Notó cómo estas emociones se manifestaban físicamente: tensión en los hombros, opresión en el pecho y pensamientos recurrentes como “Soy una persona detestable” y “Nunca soy suficiente”. Además, sentía un gran miedo a enfrentar la vida, porque no se veía capaz ni suficiente para afrontar lo que venía. La práctica de la autoobservación le permitió tomar conciencia de estos patrones, sin identificarse con ellos, lo que le permitió verlos como programas mentales y no como parte de su identidad.
Regulación emocional (Pilar: Conciencia Plena)
Cuando María se sentía abrumada por sus emociones, recurría a técnicas específicas para calmar su mente y cuerpo. Utilizaba la respiración profunda, enfocándose en inhalar lentamente por la nariz, reteniendo el aire unos segundos y luego exhalando suavemente por la boca. Esta práctica ayudaba a activar su sistema nervioso parasimpático, lo que reducía la intensidad de la ansiedad y la tensión. Además, practicaba atención plena (mindfulness), centrándose exclusivamente en su respiración. Prestaba atención al flujo del aire entrando y saliendo de su cuerpo, lo que le permitía desconectarse de los pensamientos abrumadores y anclarse en el presente. Con estas herramientas, lograba disminuir la sobrecarga emocional, restableciendo su equilibrio interno y ganando claridad para responder de manera más consciente ante la situación.
Autocompasión (Pilar: Prácticas Positivas)
Debido a la tensión emocional que experimentaba, María reaccionaba de manera defensiva, hosca y, en ocasiones, agresiva, lo que provocó que sus relaciones se deterioraran y muchas de ellas se rompieran. Esto, a su vez, generaba en ella una gran culpa. Sin embargo, comenzó a practicar la autocompasión, comprendiendo lo difícil de la situación emocional que estaba atravesando. Se permitió reconocer que, en esos momentos, había hecho lo mejor que pudo con los sentimientos tan intensos que llevaba dentro. En lugar de juzgarse, se trató con amabilidad, recordándose que estaba haciendo lo mejor que podía. Se comprometió a trabajar en sí misma y mejorar, pero con compasión, con la comprensión de que el proceso era gradual. Se comprometió también a abordar con paciencia las causas más profundas de sus emociones, sin castigarse.
Reestructuración de creencias (Pilar: Auto indagación, Transformación y/o Liberación de Programas Mentales)
María identificó varias creencias limitantes que arrastraba desde la infancia, como “Si no me aprueban, no valgo”, “Soy una persona detestable”, y “Nunca soy suficiente”. Utilizando herramientas de la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), comenzó a cuestionar y desafiar estos pensamientos. Aprendió a identificar las evidencias que contradecían estas creencias, comprendiendo que su valor no dependía de la aprobación externa ni de las percepciones de los demás. Reemplazó estos pensamientos por creencias más saludables y realistas, como “Mi valor no depende de los demás; soy suficiente tal como soy” y “Puedo aprender y mejorar, pero ya soy valiosa”. Este proceso de reestructuración cognitiva le permitió debilitar los patrones de autocrítica, ansiedad y miedo al rechazo, promoviendo una mayor autocompasión y seguridad en sí misma.
Integración del trauma (Pilar: Auto indagación, Transformación y/o Liberación de Programas Mentales)
María recordó situaciones de su infancia en las que se sintió rechazada y/o agredida de manera constante. Para procesar y liberar las emociones reprimidas asociadas a estos recuerdos, utilizó la técnica de Brainspotting. Inicialmente, trabajó con un profesional que la guió para identificar en su cuerpo la sensación de rechazo y, a partir de ahí, mover su mirada lentamente hasta encontrar un punto en su campo visual donde esa sensación se intensificaba. Al fijar su atención en ese punto, su sistema nervioso accedió a las memorias almacenadas a nivel profundo. Con el tiempo, al familiarizarse con el proceso, comenzó a practicarlo sola en casa, repitiendo el ejercicio cada vez que sentía que una emoción intensa se activaba. A medida que mantenía la atención en su punto de enfoque y en sus sensaciones, las emociones reprimidas emergían y se procesaban de manera natural, sin necesidad de analizarlas con la mente. Esta práctica constante ayudó a su cerebro a reestructurar la conexión emocional con esos recuerdos, reduciendo su impacto en su presente. Como resultado, María dejó de reaccionar con la misma intensidad en situaciones que antes activaban su herida de rechazo, sintiéndose más libre y en paz en sus relaciones actuales.
Visualización (Pilar: Visualización)
Practicó ejercicios de visualización, imaginándose segura de sí misma y enfrentando críticas con calma y confianza. Esta técnica le permitió entrenar a su mente para generar nuevas respuestas emocionales y fortalecer su autovaloración.
Cuidado integral del cuerpo (Pilar: Cuidado Integral del Cuerpo)
Para complementar su proceso, María incorporó hábitos físicos que favorecían su bienestar emocional. Practicó yoga 3 veces por semana, enfocándose en posturas suaves que promovían la flexibilidad y el equilibrio, y técnicas de respiración que le ayudaron a liberar la tensión acumulada y a calmar su sistema nervioso. También adoptó una alimentación saludable, eligiendo alimentos frescos y nutritivos que proporcionaban la energía y los nutrientes necesarios para mantener su cuerpo en equilibrio y apoyar su bienestar emocional.
Atención plena en la vida cotidiana (mindfulness) (Pilar: Conciencia Plena)
María decidió cultivar la presencia en su vida cotidiana, regresando al momento presente cada vez que se daba cuenta de que su mente comenzaba a recordar los momentos que le lastimaban o se perdía en las fantasías catastróficas causadas por la ansiedad. En lugar de dejarse arrastrar por estos pensamientos, se enfocaba en lo que estaba haciendo en ese momento, prestando atención a las sensaciones físicas y a su respiración. Con el tiempo, fue desarrollando la habilidad de estar presente, lo que, junto con las demás estrategias que implementó, le ayudó a reducir la ansiedad y a experimentar más tranquilidad y bienestar en su vida cotidiana. Además, se dio cuenta de que su desempeño laboral y sus relaciones mejoraron, ya que su capacidad para mantenerse centrada y responder de manera equilibrada fortaleció su confianza y su conexión con los demás.
Cultivo de la positividad (Pilar: Prácticas Positivas)
Cada noche, María escribía las cosas por las que estaba agradecida. También dedicó tiempo a recordar momentos en los que se sintió amada y valorada. Estas prácticas de gratitud y amor propio le ayudaron a reequilibrar su percepción emocional y a fortalecer una mentalidad más optimista.
Exploración espiritual (Pilar: Espiritualidad)
María busco y encontró un enfoque espiritual con el que resonó y que le hizo sentir bien, en el cual el perdón y el amor son el camino principal. Dirigió su práctica de meditación a observar lo que sentía con total apertura. Mientras meditaba, reconocía que cada experiencia, incluso las más difíciles, formaba parte del proceso natural de la vida y su evolución como ser. Se permitió sentir plenamente sin etiquetar nada como bueno o malo, dejando que las emociones se manifestaran y se transformaran por sí solas. Al sostener su experiencia con aceptación, comenzó a ver que todos estaban actuando desde su propio nivel de conciencia y aprendizaje. Desde esta comprensión, aprendió a perdonar y a amar a las personas tal como son, sin interpretar sus actos como buenos o malos en términos absolutos, sino como expresiones de su propia evolución. Aun así, entendió que el amor no implica tolerar el daño, por lo que decidió alejarse de quienes no le hacían bien, mientras en su interior trabajaba el perdón y el amor, permitiéndose avanzar con mayor paz y ligereza. “Me di cuenta de que las críticas no definían quién soy. Al aceptar estas experiencias como parte de mi proceso evolutivo, encontré fuerza en mí misma y pude perdonar, tanto a los demás como a mí misma.”
¿Cómo manejar las emociones de forma saludable en el día a día?
El manejo adecuado de las emociones consiste en gestionarlas de manera saludable y constructiva, o bien, liberarlas:
1. Reconocer tus emociones:
Identifica qué estás sintiendo en este preciso momento. ¿Es alegría, tristeza, ira, miedo, culpa, vergüenza? Profundiza un poco más y pregúntate: ¿Qué ha desencadenado esta emoción? Al reconocer tus emociones, puedes evitar ignorarlas o negarlas, abriendo la puerta a un mayor autoconocimiento, decisiones más conscientes, reducción del estrés y una mayor sensación de bienestar emocional.
2. Aceptar tus emociones:
Date permiso para sentir. Todas las emociones son válidas. No luches contra ellas ni las juzgues. Acéptalas como parte del momento presente, con la comprensión de que como todo en la vida son impermanentes.
Tras reconocer y aceptar tus emociones, puedes:
3. Expresar tus emociones:
Encuentra formas saludables de comunicar tus sentimientos. Habla con alguien de confianza, escribe en un diario, dibuja, baila, canta… La expresión creativa te permite liberar tus emociones de manera auténtica y catártica.
4. Utilizar tus emociones:
Transforma tus emociones en fuerzas positivas. La ira puede convertirse en motivación para el cambio, la tristeza en una oportunidad para la introspección, el miedo en un impulso para superar tus límites. Utiliza tus emociones como combustible para crecer y alcanzar tus metas.
5. Liberar tus emociones:
Existen diversas formas de liberarlas. Aquí te comparto algunas:
Conecta con las sensaciones: Presta atención a las sensaciones corporales de la emoción. ¿Dónde sientes la emoción? Imagina que puedes verla como si fuera un objeto. ¿De qué color es? ¿Qué forma tiene? ¿Es caliente o fría? ¿Se mueve o está quieta? Puedes explorar todas las características que quieras: ¿Qué textura tiene? ¿Hace algún sonido? No juzgues lo que percibes, simplemente obsérvalo con curiosidad, como si fueras un científico estudiando algo nuevo.
Permanece en contemplación: Mantén tu atención en la sensación física de la emoción. Observa cómo se mueve, cambia o se transforma. Nota cómo las cualidades como el color, la temperatura, el movimiento, etc., pueden variar poco a poco. No intentes controlarla ni cambiarla, simplemente obsérvala con aceptación y curiosidad. Gradualmente, la emoción se irá disolviendo de forma natural.
Inmersión en la sensación: Una vez que hayas identificado con claridad la sensación corporal como si fuera un objeto, el color, la forma, la temperatura etc., imagina que te sumerges en el núcleo de la emoción, como si fueras una molécula de ese “objeto”. Explora sus cualidades desde dentro: ¿Qué textura tiene? ¿Qué color es? ¿Cómo cambia su forma, temperatura e intensidad a medida que la observas? Permanece presente, experimentando la emoción desde su interior hasta que se disuelva.
Visualización de liberación: Imagina que la emoción, una vez reconocida y aceptada, se transforma en vapor y se evapora a través de los poros de tu piel. Visualiza cómo se disipa en el aire, llevándose consigo cualquier tensión o malestar.
Estas son solo algunas formas de manejar las emociones de manera efectiva, pero existen muchas más. Como he mencionado antes, cada persona es única, y lo que funciona para uno puede no ser efectivo para otro. Te sugiero explorar diferentes enfoques para descubrir cuáles te resultan más útiles y significativos. Lo importante es encontrar las herramientas que mejor se adapten a tus necesidades y preferencias individuales. En este sitio, encontrarás una variedad de recursos que te apoyarán en este proceso de autoconocimiento y crecimiento personal.
¿Es bueno controlar las emociones?
Controlar las emociones puede ser útil en ciertas situaciones, como en el trabajo o durante una discusión difícil. Sin embargo, no debe confundirse con reprimirlas, ya que la represión constante puede afectar tanto la salud mental como la física. En lugar de centrarse únicamente en controlarlas, es fundamental aprender a regularlas y liberarlas, como se muestra en el ejemplo de María.
Un espacio para cultivar presencia, enfoque y equilibrio emocional en personas adultas con TDAH. Aprendemos a responder en lugar de reaccionar, regulando la impulsividad y acompañando nuestras emociones con amabilidad y conciencia.
En esta sección encontrarás categorías dedicadas a cada emoción o sentimiento, así como a cada uno de los pilares del modelo de manejo de emociones. Dentro de cada categoría, encontrarás artículos con herramientas prácticas para ayudarte a gestionar tus emociones y trabajar en los aspectos clave del modelo. Explora los contenidos para descubrir las herramientas que más te gusten y te brinden mayores beneficios, de modo que puedas integrarlas a tu estilo de vida con gentileza.
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