Todo sobre la Ansiedad: Causas, Síntomas y Cómo Manejarla

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En este artículo, deseo brindarte respuestas a las preguntas más comunes que suelen surgir cuando enfrentamos problemas de ansiedad, para que, junto con los demás artículos de la categoría “Ansiedad”, aprendas todo sobre la ansiedad, ya que comprender esta experiencia, con toda su complejidad, nos permite manejarla con mayor serenidad y confianza.

Existen distintos tipos de ansiedad, clasificados tanto desde un enfoque clínico como desde perspectivas académicas y coloquiales, según su intensidad, duración y origen. Conocer estas diferencias puede ayudarte a identificar lo que estás sintiendo y acompañarte con mayor claridad y compasión.

Espero de corazón que esta información te sea de utilidad en tu proceso de sanación y crecimiento personal. Cada paso que das hacia su comprensión y manejo te acerca a una vida más plena y feliz, recordándote que sanar y crecer son dos caras de la misma moneda.

Te envío mis mejores deseos y bendiciones en este camino.

Eduardo Bernal.

La ansiedad ¿Qué es? 

La ansiedad es una emoción natural, coloquialmente llamada “ansiedad emocional” o “ansiedad nerviosa”. Más precisamente, es una respuesta psicofisiológica del cuerpo que surge ante situaciones percibidas como amenazantes. En su forma adaptativa, la ansiedad nos ayuda a enfrentar desafíos y a protegernos de peligros reales, preparándonos para luchar, huir o congelarnos.

¿En qué consiste la ansiedad?

La ansiedad, consiste en un estado de agitación y preocupación excesiva, que se manifiesta a través de una variedad de síntomas y sensaciones, tanto físicas como emocionales. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición (DSM-5), los síntomas y sensaciones de la ansiedad pueden incluir:

Síntomas físicos:

  • Palpitaciones, taquicardia o aceleración del ritmo cardíaco
  • Sudoración
  • Temblores o sacudidas
  • Sensación de ahogo o falta de aliento
  • Sensación de atragantamiento
  • Opresión o malestar en el pecho
  • Náuseas o molestias abdominales
  • Sensación de mareo, inestabilidad o desmayo
  • Escalofríos o sofocaciones
  • Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
  • Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)

Sensaciones emocionales:

  • Miedo a perder el control o volverse loco
  • Miedo a morir
  • Preocupación excesiva
  • Inquietud o sensación de excitación nerviosa
  • Dificultad para concentrarse o mente en blanco
  • Irritabilidad
  • Tensión muscular
  • Problemas para conciliar o mantener el sueño

Estos síntomas suelen ser pasajeros y proporcionales en magnitud e intensidad al suceso que los desencadenó. Sin embargo, cuando la respuesta es desproporcionada, se mantiene en el tiempo o afecta la calidad de vida, podríamos estar ante un trastorno de ansiedad.

Si quieres profundizar más en los síntomas de la ansiedad, te invito a visitar el articulo: Síntomas de la ansiedad.

Trastorno de ansiedad ¿Qué es?

El trastorno de ansiedad según la OMS es: 

“…un miedo y una preocupación excesivos y alteraciones del comportamiento relacionadas. Los síntomas son lo suficientemente graves como para provocar una angustia significativa o un deterioro significativo del funcionamiento. Existen varios tipos diferentes de trastornos de ansiedad, como: trastorno de ansiedad generalizada (caracterizado por una preocupación excesiva), trastorno de pánico (caracterizado por ataques de pánico), trastorno de ansiedad social (caracterizado por un miedo y una preocupación excesivos en situaciones sociales), trastorno de ansiedad por separación (caracterizado por un miedo o una ansiedad excesivos ante la separación de aquellas personas con las que la persona tiene un vínculo emocional profundo) y otros.”

Otra definición del trastorno de ansiedad, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5):

“Trastornos caracterizados por miedo y ansiedad excesivos y trastornos del comportamiento relacionados. El miedo es la respuesta emocional a una amenaza inminente real o percibida, mientras que la ansiedad es la anticipación de una amenaza futura. Los trastornos de ansiedad se diferencian del miedo o la ansiedad adaptativos por ser excesivos o persistir más allá de los períodos apropiados para el desarrollo. […] Los trastornos de ansiedad producen una angustia clínicamente significativa o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 189).  

Básicamente, cuando las preocupaciones y el miedo son desproporcionados, se mantienen en el tiempo y afectan la vida de la persona, estamos hablando de un trastorno de ansiedad, también conocido coloquialmente como “síndrome de ansiedad”

Te comparto la descripción de la clasificación de los trastornos de ansiedad según el DSM-5, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Esta información puede ayudarte a nombrar lo que estás sintiendo y a comprender mejor tus experiencias. Sin embargo, te sugiero que no te identifiques ni te definas únicamente por ello. Eres una persona con muchas características y cualidades, que está experimentando un trastorno.

Trastorno de ansiedad por separación

  • Descripción: “Miedo o ansiedad excesivos e inapropiados para el nivel de desarrollo del individuo concernientes a su separación de aquellas personas por las que siente apego” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 190).

Mutismo selectivo

  • Descripción: “Incapacidad constante para hablar en situaciones sociales específicas en las que existe expectativa por hacerlo (p. ej., en la escuela) a pesar de hacerlo en otras situaciones” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 197).

Fobia específica

  • Descripción: “Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica (p. ej., volar, las alturas, los animales, recibir una inyección, ver sangre)” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 202).

Trastorno de ansiedad social (fobia social)

  • Descripción: “Miedo o ansiedad intensa por una o más situaciones sociales en las que el individuo se ve expuesto al posible escrutinio por parte de otras personas” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 210).

Trastorno de pánico

  • Descripción: “Ataques de pánico recurrentes e inesperados. Un ataque de pánico es un aumento súbito de miedo intenso o malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 217).

Agorafobia

  • Descripción: “Miedo o ansiedad intensa por dos (o más) de las cinco situaciones siguientes:
    • Utilizar el transporte público (automóviles, autobuses, trenes, barcos, aviones).
    • Estar en espacios abiertos (aparcamientos, mercados, puentes).
    • Estar en lugares cerrados (tiendas, teatros, cines).
    • Hacer cola o estar en medio de una multitud.
    • Estar fuera de casa solo” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 222).

Trastorno de ansiedad generalizada

  • Descripción: “Ansiedad y preocupación excesivas (anticipación aprensiva) sobre una serie de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar), que se prolongan más de 6 meses” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 227).

Trastorno de ansiedad inducido por sustancias/medicamentos

  • Descripción: “Los síntomas prominentes de ansiedad se desarrollan durante o poco después de la intoxicación por sustancias o la abstinencia de sustancias o después de la exposición a un medicamento” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 232).

Trastorno de ansiedad debido a otra afección médica

  • Descripción: “Los síntomas prominentes de ansiedad son la consecuencia fisiológica directa de otra afección médica” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 238).

Otro trastorno de ansiedad especificado

  • Descripción: “Se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de un trastorno de ansiedad que causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento, pero que no cumplen todos los criterios de ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos de ansiedad” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 241).  

Trastorno de ansiedad no especificado

  • Descripción: “Se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de un trastorno de ansiedad que causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento, pero que no cumplen todos los criterios de ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos de ansiedad. Esta categoría se utiliza en situaciones en las que el clínico elige no especificar la razón por la que no se cumplen los criterios para un trastorno de ansiedad específico” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, p. 242).  

Otras definiciones:

Ansiedad clínica:

El término “ansiedad clínica” se utiliza a menudo en contextos divulgativos, como artículos de revistas, blogs o conversaciones cotidianas, para referirse de manera general a los problemas de ansiedad que pueden requerir atención profesional. En esencia, es un sinónimo de “trastornos de ansiedad”, aunque este último tiene un carácter más técnico y formal, estando reconocido y definido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5).

Cuadro de ansiedad:

El término cuadro de ansiedad es ampliamente utilizado en contextos médicos y clínicos para describir la presencia de un conjunto de síntomas físicos, emocionales y cognitivos asociados con la ansiedad. Aunque no corresponde a una categoría diagnóstica formal del DSM-5, se emplea con frecuencia por profesionales de la salud para referirse a episodios en los que una persona experimenta síntomas ansiosos que pueden variar en intensidad, desde leves hasta severos.

Ansiedad crónica:

El término “ansiedad crónica” se refiere a la persistencia de síntomas de ansiedad durante un período prolongado, generalmente de al menos 6 meses.

Tanto la ansiedad crónica como el trastorno de ansiedad se consideran presentes cuando los síntomas han estado presentes durante al menos 6 meses. La diferencia radica en la intensidad y el impacto. En el trastorno de ansiedad, los síntomas son lo suficientemente intensos como para causar un deterioro significativo en el funcionamiento de una o más áreas de la vida de la persona, mientras que la ansiedad crónica puede variar de leve a grave, produciendo o no deterioro en alguna área de la vida.

Ansiedad Patológica: 

Aunque el término ‘ansiedad patológica’ no se utiliza directamente en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición), se refiere a un nivel de ansiedad que produce malestar o deterioro significativo en la vida de una persona. Los síntomas característicos incluyen preocupación excesiva, miedo intenso, evitación de personas, lugares o situaciones que activan la ansiedad, y un estado de hipervigilancia como si estuviéramos ante un peligro inminente. En el DSM-5, esto se traduce en varios Trastornos de Ansiedad, cada uno con sus criterios específicos. 

Si estás experimentando síntomas intensos y persistentes de ansiedad que afectan tu calidad de vida, es fundamental buscar ayuda profesional para iniciar tu proceso de sanación. También te recomiendo leer este artículo completo para comprender mejor la ansiedad y aprender estrategias efectivas para manejarla.

Ansiedad funcional o asiedad de alto funcionamiento:

El término ansiedad funcional —también conocido como ansiedad de alto funcionamiento— no forma parte de las categorías diagnósticas oficiales del DSM-5, pero es utilizado con frecuencia en contextos divulgativos y clínicos no formales para describir un patrón común en muchas personas.

Se utiliza para describir a quienes experimentan niveles significativos de ansiedad, pero logran mantener un buen desempeño en distintas áreas de su vida, como el ámbito académico, profesional o social. Estas personas suelen ser perfeccionistas, tener una alta necesidad de control, miedo al fracaso o una tendencia a evitar el contacto con sus propias emociones.

Aunque externamente parecen exitosas, internamente pueden vivir con agotamiento, insomnio, tensión constante y malestar emocional. Si no se reconoce y atiende, esta forma de ansiedad puede terminar afectando la salud física o emocional. Aprender a gestionarla de forma consciente es clave para evitar su cronificación o somatización.

Ansiedad con pánico:

La ansiedad, cuando alcanza niveles muy altos, puede desencadenar ataques de pánico. Estos se caracterizan por oleadas de miedo intenso que surgen de manera súbita. Las sensaciones físicas experimentadas son muy similares a las de la ansiedad, pero más intensas. No todas las personas con ansiedad experimentan ataques de pánico. Si estás experimentando ansiedad con pánico, es crucial buscar apoyo profesional para manejarlo de manera efectiva. Próximamente compartiré artículos específicamente sobre el pánico para que puedas conocerlo mejor y tener más herramientas para manejarlo adecuadamente.

Ansiedad específica

También existe lo que se conoce como ansiedad específica, un término coloquial o divulgativo que se refiere a un tipo de ansiedad que se activa ante objetos, situaciones o estímulos concretos, como volar en avión, hablar en público o ver sangre. Esta respuesta puede manifestarse como un miedo intenso, malestar físico o evitación, incluso cuando la amenaza no representa un peligro real.

Aunque ansiedad específica no figura como categoría diagnóstica formal en manuales como el DSM-5, suele utilizarse para nombrar experiencias que en el ámbito clínico se clasifican como fobia específica. Es decir, un miedo marcado y persistente hacia algo bien definido, que genera una respuesta de ansiedad desproporcionada.

Ansiedad fisiológica

La ansiedad fisiológica es un término utilizado en neurociencia y psicobiología para describir la respuesta natural del cuerpo ante un desafío o una amenaza. Esta activación es automática y adaptativa: prepara al organismo para responder con rapidez ante una posible situación de peligro, movilizando energía a través del sistema nervioso simpático.

No se considera un problema en sí misma; por el contrario, indica que el sistema nervioso está funcionando correctamente. Solo se vuelve disfuncional cuando esta respuesta se prolonga en el tiempo, aparece en ausencia de peligro real o interfiere con el bienestar. Comprender este tipo de ansiedad ayuda a distinguir entre una reacción biológica esperable y una alteración que requiere atención.

Ansiedad orgánica

El término “ansiedad orgánica” no aparece como diagnóstico formal en el DSM-5, pero se utiliza en algunos contextos clínicos para referirse a los casos en los que la ansiedad tiene un origen biológico o médico identificable. Esta categoría abarca tanto las alteraciones fisiológicas internas, como desequilibrios hormonales, enfermedades neurológicas o metabólicas, como las respuestas adversas a medicamentos, sustancias o su abstinencia.

Desde el punto de vista del DSM-5, la ansiedad orgánica puede estar relacionada con dos diagnósticos clínicos:

  • Trastorno de ansiedad debido a otra afección médica, cuando la causa principal es una condición médica concreta (por ejemplo, hipertiroidismo, trastornos neurológicos o cardíacos).
  • Trastorno de ansiedad inducido por sustancias o medicamentos, cuando la ansiedad surge como consecuencia directa del uso o retirada de sustancias psicoactivas o fármacos.

En estos casos, es fundamental identificar y atender primero el origen físico que está generando la ansiedad, ya que el malestar no surge por factores emocionales o psicológicos, sino por desequilibrios biológicos que requieren tratamiento médico.

Ansiedad endógena

Se habla de ansiedad endógena cuando los síntomas de ansiedad surgen sin que exista un motivo aparente en el entorno o una situación estresante concreta. Es como si el cuerpo y la mente activaran la alarma sin que haya fuego. Esta forma de ansiedad suele asociarse a desequilibrios neuroquímicos, predisposición genética o factores internos que requieren una mirada integral para su comprensión y abordaje.

El término “ansiedad endógena” no aparece en el DSM-5 ni es un diagnóstico clínico oficial en los manuales actuales. Su uso proviene de modelos psiquiátricos antiguos, donde se diferenciaban los trastornos “endógenos” (de origen biológico) de los “reactivos” (causados por el entorno). Aunque esta clasificación ha caído en desuso en la psiquiatría moderna, todavía se utiliza en algunos contextos divulgativos o clínicos para describir casos donde la ansiedad no parece tener una causa externa clara.

Ansiedad mixta

Se utiliza este término cuando una persona experimenta varios tipos de ansiedad al mismo tiempo. Por ejemplo, alguien puede tener ansiedad generalizada y también ansiedad social. Esta combinación suele generar síntomas más complejos y confusos.

Ansiedad flotante

Coloquialmente llamada así, se refiere a una ansiedad persistente y difusa, sin un objeto o causa específicos. La persona puede sentir una tensión o inquietud constante, sin poder identificar qué la provoca. A veces se describe como “una sensación de que algo está mal, pero no sé qué”, lo que puede resultar desconcertante y desgastante para quien la experimenta.

El término “ansiedad flotante” no forma parte de los diagnósticos clínicos reconocidos por el DSM-5. Su uso proviene principalmente de contextos psicoanalíticos y divulgativos, donde se utilizaba para describir una ansiedad libre, sin una causa clara, que puede “desplazarse” y fijarse en distintos objetos o situaciones. Aunque ha sido reemplazado por descripciones más precisas en la psicología moderna, aún se emplea de manera informal o explicativa para ciertos tipos de malestar difuso.

Ansiedad reactiva

Se refiere a una respuesta emocional intensa que surge como reacción ante un evento concreto, como una pérdida, una discusión o una situación inesperada. Suele ser transitoria, pero puede resultar muy movilizante. Si estas reacciones se acumulan sin ser comprendidas ni gestionadas, podrían derivar en formas más estables o persistentes de ansiedad.

El término “ansiedad reactiva” no es una categoría diagnóstica oficial en el DSM-5, pero es utilizado en algunos contextos clínicos y educativos como un término descriptivo o funcional. Se relaciona con la ansiedad que aparece de forma situacional, como parte de una reacción emocional ante acontecimientos puntuales.

Ansiedad Rasgo

La ansiedad rasgo se refiere a una característica estable de la personalidad que predispone a una persona a percibir una amplia gama de situaciones como amenazantes. Esta disposición hace que el individuo experimente ansiedad con mayor frecuencia e intensidad. Es una tendencia general a responder con ansiedad ante diversas circunstancias, independientemente de la situación específica. Las personas con alta ansiedad rasgo suelen tener una mayor sensibilidad al estrés y pueden interpretar situaciones neutras como peligrosas.

Ansiedad Estado

La ansiedad estado, en cambio, es una respuesta emocional transitoria que varía en intensidad y duración. Se activa en situaciones específicas percibidas como amenazantes o estresantes. Esta forma de ansiedad se caracteriza por sentimientos de tensión, preocupación y activación fisiológica, y suele disminuir una vez que la situación estresante ha pasado.

Relación entre Ansiedad Rasgo y Ansiedad Estado

Las personas con alta ansiedad rasgo tienen una mayor probabilidad de experimentar niveles elevados de ansiedad estado en situaciones estresantes. Es decir, su predisposición estable (ansiedad rasgo) influye en la intensidad y frecuencia de sus respuestas emocionales temporales (ansiedad estado).

Ansiedad alimenticia:

La ansiedad alimenticia es un término coloquial que se utiliza para describir la preocupación constante relacionada con la alimentación. Esto puede abarcar el temor a comer en exceso, la tendencia a restringir alimentos generalmente provocada por la presión de cumplir con estándares de belleza, como la obsesión por perder o ganar peso. También puede implicar el desarrollo de aversiones o fobias hacia ciertos alimentos.

La comida puede ser tanto una causa como una consecuencia de la ansiedad. Por un lado, la ansiedad puede surgir al pensar en qué comer, al preocuparse por haber comido algo que se considera ‘prohibido’, o al temer no poder controlar la ingesta de alimentos y tener un atracón. Por otro lado, la ansiedad puede llevar a comportamientos como comer en exceso, comer algo que no se desea, o dejar de comer por completo debido al estado ansioso.

El término ‘ansiedad alimenticia’ no aparece en el DSM-5, el manual diagnóstico utilizado por los profesionales de la salud mental para clasificar los trastornos mentales. Los síntomas descritos pueden estar relacionados con trastornos reconocidos, como el Trastorno de la Alimentación con Atracones (BED), la ansiedad generalizada, o fobias específicas hacia ciertos alimentos.”

Ansiedad por enfermedad

La ansiedad por enfermedad —también llamada hipocondría o, de forma más precisa, trastorno de ansiedad por enfermedad— se caracteriza por una preocupación persistente e intensa por padecer o desarrollar una enfermedad grave, incluso cuando no hay evidencia médica que lo confirme.

Mujer de rostro sereno entre flores blancas y tonos cálidos, simbolizando la preocupación intensa por la salud sin causa médica evidente

Además de los síntomas generales de ansiedad, son comunes en esta condición los siguientes:

  • Pensamientos repetitivos sobre estar gravemente enfermo, en el presente o futuro.
  • Interpretación errónea de sensaciones corporales leves como signos de enfermedades graves.
  • Búsqueda constante de información para confirmar o descartar una enfermedad.
  • Hipervigilancia hacia el cuerpo, prestando atención exagerada a síntomas o cambios.
  • Visitas frecuentes al médico o realización excesiva de estudios clínicos.
  • Evitación de hospitales, personas enfermas o cualquier estímulo asociado a la enfermedad.

El término “ansiedad por enfermedad” es de uso clínico y aparece como diagnóstico formal en el DSM-5 bajo el nombre “Trastorno de ansiedad por enfermedad”. La palabra “hipocondría” ha quedado en desuso en contextos clínicos, aunque aún se utiliza en lenguaje coloquial. Esta ansiedad puede tener causas como experiencias traumáticas de salud o modelos familiares con comportamientos hipervigilantes hacia el cuerpo.

Ansiedad por estrés:

La ansiedad por estrés se presenta cuando los niveles de estrés son elevados, y las respuestas naturales del cuerpo, diseñadas para preparar a la persona para enfrentar desafíos, se transforman en una serie de síntomas que pueden afectar tanto el bienestar físico como emocional.

Entre los síntomas físicos del estrés se encuentran la tensión muscular, los dolores de cabeza, la fatiga, los problemas digestivos y las alteraciones del sueño, como el insomnio o el sueño interrumpido. En cuanto a los síntomas emocionales, es común experimentar preocupación, irritabilidad y una sensación constante de estar abrumado. Cuando el estrés es intenso y persistente, los síntomas pueden evolucionar y convertirse en ansiedad, caracterizada por miedos irracionales, pensamientos catastróficos, dificultad para concentrarse y una sensación constante de nerviosismo. Esta ansiedad puede perdurar incluso después de que las situaciones de estrés hayan terminado.

Si la ansiedad está afectando alguna área de tu vida, te recomiendo buscar apoyo profesional.

Ansiedad y mareos

Los mareos son comunes e inofensivos durante episodios de ansiedad. Sin embargo, cuando la ansiedad está relacionada con preocupaciones sobre desarrollar alguna enfermedad (hipocondría), esta sensación puede llevarnos a pensar que se trata de un problema más serio, lo que genera aún más ansiedad. Si este es tu caso, es muy positivo que estés leyendo esto para no alarmarte. En la mayoría de los casos, los mareos son simplemente una respuesta natural del cuerpo a la ansiedad y no indican otra condición. Si te asustan mucho, puedes consultar a tu médico para descartar cualquier otra posibilidad, de modo que cuando surjan y se despierte el miedo, puedas transitar por él, sabiendo que es normal, y centrarte en tu trabajo interior para regular tu ansiedad.

Mujer con expresión serena entre flores, rodeada de formas circulares y colores suaves, simbolizando los mareos provocados por la ansiedad

¿Por qué la ansiedad causa mareos?

La ansiedad puede causar mareos debido a las distintas maneras en que el cuerpo responde cuando se activa. A continuación, te explico en detalle cómo estos factores interactúan para provocar la sensación de mareo.

Respiración rápida (hiperventilación):

Cuando experimentamos ansiedad, es normal que nuestra respiración se vuelva más rápida y/o superficial. Esto puede alterar la proporción de oxígeno y dióxido de carbono en el cuerpo, lo que puede provocar una sensación de aturdimiento y mareo. Este proceso es pasajero y no es peligroso.

Tensión en los músculos:

Es común que, cuando experimentamos ansiedad, los músculos, especialmente los del cuello y los hombros, se tensen. Esta tensión muscular puede alterar la circulación local o presionar los nervios, lo que podría, en combinación con otros factores, afectar la percepción del equilibrio y la postura, contribuyendo a la sensación de mareo. 

Estado de alerta:

Cuando se activa la ansiedad, el corazón puede latir más rápido y el cuerpo distribuye la sangre a los músculos, preparándose para “luchar o huir”. Este factor en conjunto con otros, puede causar cierta inestabilidad o mareo.

Flujo sanguíneo:

Cuando experimentamos ansiedad, es común que los vasos sanguíneos se contraigan ligeramente. Aunque esta contracción por sí sola rara vez causa mareos, cuando se combina con otros factores como la hiperventilación o la tensión muscular, puede contribuir a la sensación de inestabilidad o mareo. Estos síntomas suelen ser temporales y desaparecen cuando el cuerpo se relaja.

Hidratación:

Cuando no bebemos suficiente agua y el cuerpo tiene una leve deshidratación, esto puede contribuir a la sensación de mareo. Por lo tanto, es importante beber suficiente agua para mantenerte hidratado.

Percepción alterada:

Cuando hay niveles altos de ansiedad, podemos percibir las cosas de manera diferente, como sentir que el piso se mueve o experimentar una sensación de inestabilidad física. Esto es común y no indica la presencia de otra condición.

¿Cómo se manifiestan los mareos por ansiedad?

Los mareos por ansiedad pueden experimentarse de maneras diferentes, como:

  • Sensación de mareo o aturdimiento: La sensación es como si estuviéramos flotando o que podemos desmayar.
  • Vértigo: Como si nosotros o el entorno girara
  • Inestabilidad: Es común experimentar problemas para mantener el equilibrio o caminar en línea recta. 
  • Visión borrosa o visión de túnel: Podemos notar que tu campo visual se reduce o que las imágenes se vuelven borrosas.

Estos síntomas pueden aparecer de manera gradual o inesperada y, aunque pueden durar desde unos minutos hasta un período más prolongado, generalmente desaparecen con el tiempo, especialmente cuando la ansiedad se maneja adecuadamente.

Ansiedad y el corazón

Cuando se activa la ansiedad, es completamente normal que el corazón lata más rápido y fuerte de lo habitual, ya que está enviando oxígeno a los músculos involucrados en la supervivencia, activando la respuesta de ‘lucha o huida’. Si tu ansiedad se activa por el miedo a tener o desarrollar una enfermedad (hipocondría), no te preocupes; es una reacción natural, y cuando la ansiedad pase, el corazón regresará a la normalidad. 

Sin embargo, es importante que, si padeces algún trastorno de ansiedad, trabajes en su manejo para reducir el riesgo de otros problemas. La ansiedad intensa y prolongada puede, en algunos casos, aumentar el riesgo de padecimientos como hipertensión o taquicardia, entre otros. Esto no significa que todas las personas con ansiedad desarrollarán problemas cardíacos, pero es cierto que, en algunos casos, la ansiedad puede aumentar ese riesgo. La buena noticia es que estos riesgos pueden ser gestionados y, en muchos casos, prevenidos con un manejo adecuado de la ansiedad. Al tomar medidas ahora, no solo protegerás tu bienestar emocional, sino también la salud de tu corazón, propiciando un futuro más saludable y tranquilo.

Niveles de ansiedad

Ansiedad leve:

La ansiedad leve, también descrita en algunos casos como ansiedad ligera o incluso ansiedad sutil, se refiere a un nivel bajo de activación emocional que suele estar asociado a las tensiones cotidianas. Los síntomas pueden incluir preocupación leve, inquietud, tensión muscular o dificultad para concentrarse, y en general no interfieren significativamente en la vida diaria.

Este tipo de ansiedad puede ser adaptativa, ya que funciona como una señal interna que nos prepara para enfrentar pequeños desafíos o resolver situaciones nuevas. Reconocerla y comprenderla nos permite usar esa energía de forma constructiva, sin que se convierta en un estado constante de malestar

Ansiedad moderada:

La ansiedad moderada, también conocida como ansiedad intermedia, representa un punto medio entre la ansiedad leve y la ansiedad grave. En este nivel, los síntomas son más notorios y comienzan a interferir significativamente en la vida cotidiana, aunque no suelen ser completamente incapacitantes.

Puede manifestarse como una preocupación persistente, dificultad para relajarse, irritabilidad o tensión sostenida que afecta el rendimiento personal, laboral o social. Reconocer que estás atravesando un nivel de ansiedad moderado o intermedio es clave para tomar medidas a tiempo y evitar que evolucione hacia formas más intensas de malestar emocional.

Ansiedad Grave: 

La ansiedad grave —también conocida como ansiedad severa en textos clínicos o ansiedad extrema en lenguaje coloquial— se presenta cuando la intensidad y persistencia de los síntomas afectan de forma significativa la vida personal, laboral o social. Si estás atravesando un episodio de este tipo, lo más recomendable es buscar apoyo profesional y revisar las estrategias que comparto en este artículo.

¿Cómo detectar la ansiedad y saber si la padezco?

Detectar la ansiedad puede ser difícil cuando se manifiesta de forma sutil o ha estado presente por mucho tiempo. Muchas personas se acostumbran a vivir con tensión, pensamientos catastróficos o insomnio, sin identificar que eso es ansiedad.

Si te has preguntado cómo detectar ansiedad o cómo saber si padecés de ansiedad, podés comenzar observando lo siguiente:

  • ¿Tus pensamientos tienden a anticipar peligros constantemente?
  • ¿Sentís malestar físico sin explicación médica clara (palpitaciones, mareos, opresión en el pecho)?
  • ¿Vivís en estado de alerta, como si algo malo fuera a pasar?
  • ¿Te cuesta dormir, relajarte o disfrutar momentos cotidianos?
  • ¿Te exigís demasiado o sentís que todo debe estar bajo control para sentirte tranquilo?

Si estas señales están presentes con frecuencia o interfieren con tu vida, es probable que estés experimentando un tipo de ansiedad. Y si no sabés por dónde empezar, podés hacerlo reconociendo qué tipo de ansiedad se parece más a tu experiencia (como las que describí anteriormente en este artículo).

Recordá: detectar la ansiedad no es etiquetarte, sino comenzar a acompañarte con claridad y compasión.

¿Por qué se produce la ansiedad?

Esta es una pregunta muy común entre las personas con trastorno de ansiedad y sus familiares. Pero, ¿de qué viene la ansiedad? Existen diversas causas en diferentes ámbitos que pueden desencadenar un trastorno de ansiedad, también conocido coloquialmente como ‘síndrome de ansiedad’.”

Mujer serena con flores y formas abstractas a su alrededor, representando las múltiples causas de la ansiedad

Factores Genéticos:

Los trastornos de ansiedad se presentan con mayor frecuencia en hijos y hermanos de personas que también los padecen.

Desequilibrios en los neurotransmisores:

El desequilibrio de tres neurotransmisores —serotonina, dopamina y GABA— puede predisponer a la ansiedad. Desde mi punto de vista, las emociones suprimidas, las creencias irracionales y las ganancias secundarias contribuyen o en ocasiones son la causa de este desequilibrio.

Factores Ambientales:

Las situaciones de vida muy estresantes o el estrés prolongado pueden predisponer a trastornos de ansiedad.

Personalidad:

Las personas con una gran necesidad de control, así como aquellas que son muy autocríticas y perfeccionistas, tienden a ser más propensas a desarrollar ansiedad.

Condiciones Médicas:

El estrés generado por algunas condiciones médicas, junto con los procesos fisiológicos asociados a estas condiciones, puede producir o incrementar la ansiedad.

Sustancias y su abstinencia:

El alcohol, la cafeína, las bebidas energéticas y las drogas, así como su abstinencia, pueden producir o exacerbar la ansiedad.

Factores Culturales y Sociales:

El deseo de ajustarse a estereotipos relacionados con la belleza, el éxito, la perfección y el estatus, así como la discriminación puede ser factores desencadenantes de ansiedad.

Eventos Traumáticos:

Los traumas, especialmente en la infancia, pueden predisponer a la ansiedad. Sin embargo, en cualquier etapa de la vida, situaciones como agresiones, accidentes y desastres naturales también pueden causar ansiedad.

Aprendizaje:

La ansiedad también puede aprenderse como un modelo de afrontamiento cuando hay personas con ansiedad en el entorno.

Factores mentales/emocionales:

Las emociones y sentimientos suprimidos, es decir, aquellos que no nos hemos permitido sentir, junto con las creencias irracionales y las ganancias secundarias, que en muchas ocasiones también son irracionales, como obtener control o cariño por el malestar, son otros factores muy importantes que predisponen a la ansiedad.

Ansiedad ¿qué hacer?

Saber qué hacer ante la ansiedad puede marcar una gran diferencia en cómo nos sentimos, en nuestras relaciones personales, en nuestro desempeño laboral y en cómo enfrentamos y superamos los desafíos que la vida nos presenta.

¿Qué hacer cuando la  ansiedad es adaptativa?

Acéptala y úsala lo mejor que puedas:

Cuando una situación estresante o un peligro real genera ansiedad, esta puede convertirse en una aliada útil para resolver los desafíos. De hecho, su función principal es ayudarte a enfrentar y superar dificultades. Por ejemplo, si sientes ansiedad por haber perdido tu empleo, lo más beneficioso es aceptarla y aprovechar esa energía para idear las mejores estrategias para encontrar un nuevo trabajo. La ansiedad suele generar mucha energía, por lo que es importante ser consciente de ello y dirigirla de manera constructiva, evitando reaccionar de forma agresiva o dañar a los demás.

Apoyo Social:

Puedes hablar con amistades o familiares que consideres que te pueden comprender y apoyar. Compartir tu situación y lo que sientes puede ayudarte a aligerar la carga emocional. Escucharte a ti misma podría darte claridad, y también podrían ofrecerte puntos de vista que amplíen tu comprensión y te ayuden a manejar la situación.

Actúa:

Identifica claramente qué es lo que requiere la situación y actúa. Como mencioné, tienes una gran energía que puede ser muy útil para enfrentar y resolver los retos.

¿Qué hacer cuando es un trastorno de ansiedad?

Busca Apoyo Profesional:

Si la ansiedad es constante e interfiere con tu vida, no dudes en buscar apoyo profesional. Un profesional te ayudará a identificar las causas subyacentes de tu ansiedad y a trabajar en los patrones que la mantienen, como emociones reprimidas, creencias irracionales y posibles beneficios secundarios inconscientes.

Además del apoyo profesional, aquí tienes algunas estrategias que pueden ayudarte a manejar la ansiedad de manera efectiva:

Acepta:

Un trastorno puede ser muy doloroso y perturbador, y es natural rechazar o resistirse a ese malestar. Sin embargo, lo mejor es aceptar todas las sensaciones y pensamientos catastróficos ya que al resistirnos, estas sensaciones se intensifican, pero al aceptarlas, se van diluyendo poco a poco. Si piensas que al aceptar la ansiedad va a suceder la catástrofe, no es real, puedes pregúntate: ¿Es verdad que el malestar que esta dentro de mi, va a impedir que suceda lo que temo? 

Mujer en calma con ojos cerrados, rodeada de flores, simbolizando la aceptación serena del malestar emocional

Con la práctica, puedes irte desidentificado de las sensaciones y de los pensamientos, de manera que los experimentes siendo el observador, como si los estuvieras viendo en una televisión. Paulatinamente, las sensaciones y los pensamientos se vuelven menos perturbadores.

Respiración Profunda:

En momentos de ansiedad, dirigir la atención hacia la respiración y realizarla de manera suave y profunda puede ayudar a relajar el cuerpo. Esto envía una señal al cerebro de que no hay un peligro inminente, reduciendo así la ansiedad. Es importante prestar atención consciente a las sensaciones de la respiración, como el roce del aire en los bordes externos de las fosas nasales. desplazando el enfoque de los pensamientos catastróficos. Practicarla aceptando las sensaciones y pensamientos presentes puede ayudar a transitar por estos momentos de mejor manera. Sin embargo, para sanar la ansiedad es necesario abordar las causas subyacentes.

Atención Plena (Mindfulness):

Así como en la respiración suave enfocamos la mente en el presente, esta práctica consiste en poner la atención en el aquí y ahora, regresando cada vez que la mente se va al pasado o al futuro, como dice Jon Kabat-Zinn, uno de los investigadores más reconocidos en Mindfulness, ‘como si tu vida dependiera de ello’. Concéntrate en lo que perciben tus sentidos: ¿qué estás escuchando? ¿qué estás observando? ¿qué estás oliendo? ¿qué sientes con tu cuerpo? Por ejemplo, ¿qué temperatura hay? Y cada vez que te des cuenta de que la mente divaga hacia el futuro o el pasado, regresa, una y otra vez, ‘como si tu vida dependiera de ello’. Esta práctica ofrece beneficios físicos, emocionales, mentales y espirituales, y en cuanto a la ansiedad, ayuda a salir de los patrones de pensamiento catastrófico, regresando a la realidad.”

Practica la relajación profunda:

Al realizar esta práctica con frecuencia, es posible que notemos varios beneficios como: 

  • Reducción de las tensiones musculares: En cada práctica de relajación liberamos estrés y tensiones, lo cual disminuye su acumulación.
  • Disminución de la intensidad de algunos síntomas: como la tensión arterial, la frecuencia cardiaca, sensación de excitación nerviosa, insomnio. 
  • Mejora del sueño: Lo cual puede ser crucial para las personas que padecen insomnio debido a la ansiedad.
  • Mejora de la respuesta al estrés: La relajación es un entrenamiento que puede ayudar a responder al estrés de manera más equilibrada.
  • Aumento del bienestar general: Promueve la tranquilidad y el bienestar, aspectos fundamentales durante períodos de crisis para permitir que el cuerpo y la mente descansen de la tensión.

Practicar técnicas de relajación profunda, como las que próximamente te compartiré en audios que considero las más efectivas, o técnicas que integran la relajación, como el yoga y la meditación, es muy útil como parte de un estilo de vida que ayuda a manejar la ansiedad. Además, el yoga y la meditación tienen otros beneficios adicionales que abordaré en futuros artículos.

Autocuidado:

Integra en tu vida hábitos saludables que te beneficien física, mental y emocionalmente, tales como el ejercicio que disfrutes y sea adecuado para ti, el yoga, el taichi, el chi kung, una dieta balanceada, descanso adecuado, estudio y meditación.”

Establece límites saludables:

Si hay situaciones o personas que te lastiman o causan malestar, aprende a decir “no” de manera asertiva y respetuosa, priorizando siempre tu bienestar emocional y mental.

Espiritualidad:

Trabaja en la búsqueda y/o práctica del sentido de tu vida y de la conexión con una inteligencia mayor. 

Implementar estas recomendaciones puede ayudarte a manejar los trastornos de ansiedad de manera efectiva. Cada persona es diferente y experimenta la ansiedad de forma única. Te invito a poner en práctica estos consejos y descubrir cuáles funcionan mejor para ti.

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Referencias:

American Psychiatric Association. (2014). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.).

Organización Mundial de la Salud. (2018). Trastornos de ansiedad. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/anxiety-disorders

Barlow, D. H. (2014). *Anxiety and Its Disorders: The Nature and Treatment of Anxiety and Panic* (2nd ed.). Guilford Press.

Bourne, E. J. (2020). *The Anxiety and Phobia Workbook* (7th ed.). New Harbinger Publications.